Las campanadas tañen en la iglesia.Son las tres de la mañana. Pero las luces de la habitación más alta de la Mazmorra del Dibujante no caen ante la oscuridad. El insomnio, y los dementes delirios de mi conciencia, me mantienen despierto.
En los cascos, conectados al ordenador, una antigua melodia por manos muertas tocada suena sin descanso. Las furiosas dentelladas de los violines increpan a los sonoros instrumentos de viento que conjuran a las fuerzas de las Tinieblas. A lo lejos, el solitario monte Uzturre se antoja en la oscuridad grande y tenebroso. Como el cuerpo de un coloso dormido. De un mal sin nombre. Tiene el aspecto del Monte Calvo.
Nigth on Bald Mountain, es una genial pelicula de animación basada en las piezas de musica clasica "Night on Bald Mountain" y "Ave Maria", de Mussorgsky y Hendell respectivamente. La película, fue animada y editada junto a otras similares en la cinta de Walt Disney, Fantasia.
Esta obra, abre con la presentación de una villa idílica, a orillas de un lago y al pie de las montañas. Pero al anochecer, el Pico Pelado se torna oscuro y tenebroso. Y no es para menos, pues es la noche de Walpurgis, y el Mal campa a sus anchas.
Mientras la música va en un épico crescendo, las faldas de la montaña se rebelan como las enormes alas de un titánico ser: Chernabog.
Literalmente del ruso, "dios oscuro"; Chernabog no es sino otro nombre dado al Principe de las Tinieblas. Dios lo llamó Luzbel, la primera estrella del firmamento, o portador de luz. Llamado Shaitan o enemigo tras su caída. Sus manos, grandes como ríos, se extienden como sombra por el valle. A su llamada, las almas sin descanso de los muertos se levantan, y las brujas alzan el vuelo para el aquelarre. Los esqueletos de los guerreros muertos arrastran sus oscuras cadenas para servir a su Amo Oscuro.
Y así, la música que acompaña la impía bacanal entre brujas y demonios suena como toque de difuntos para el hombre. Las arpías se precipitan desde lo alto mientras las alimañas reptan por el suelo rumbo al festín de hueso y sangre. Chernabog madura sus planes mientras de los Abismos del Sheol brotan mares de azufre y olas de fuego. La Noche de Brujas, será el fin del hombre.
Pero a lo lejos suena una campana.
Los demonios huyen.
Dos campanas. Son de una iglesia.
Las brujas se esconden.
Tres campanas. Se acerca el día.
Los muertos toman eterno reposo.
El rey del Mal recula furioso.
Está no es la noche. La Caceria Salvaje torna a su fin y los macabros jinetes de pieles putrefactas y alientos mohosos retornan a la sepultura.
No importa. Las alas de Chernabog se pliegan, volviendo a formar las rocosas laderas del Monte Pelado. El Enemigo lleva más de mil años esperando. Y año tras año, más animas se juntan para el Gran Sabath. Es solo cuestión de tiempo.
En la lejanía, puras voces entonan junto con la primera luz de la mañana el Ave Maria. El triunfo frente al Mal. Que ironía. La primera Luz del ocaso, Lucifer, trae el Fin de los Tiempos; y a su vez; la primera luz del Alba, el brillo de Helios, trae esperanza.
Pero cuidado. El crepúsculo volverá a caer. Y cuando pase un año, el día de hoy todo volverá a empezar. Y un día, no muy lejano a este, un extraño llegará a la ciudad. Su piel raida por el tiempo, dejara ver sus pútridos huesos. Sus dientes de timador, sonreirán bajo el sombrero de viaje de un trotamundos sin hogar. En su hatillo, una calabaza. Una calabaza, cuyo interior está iluminado por un tizón al vivo del mismo Hades. Ese extraño se hará llamar Jack.
Y con su llegada anunciará el comienzo de Halloween. Y el fuego volverá a brillar en el Monte Pelado.
Cerrad puertas y ventanas, amigos... Ya viene...