lunes, 4 de julio de 2011

Mis viajes por el mundo (IV)


Sexo, birras y la señorita Rottermeyer

Dejaré de lado mis andanzas por los Estados Unidos (tranquilos, que hay más anecdotas aun más raras y más enbarazosas...) para hablaros de un capitulo que acaeció en tierras germanas hace tan sólo un par de años.

Rondaba el año 2009 (creo) de Nuestro Señor cuando mi compañía y yo arribamos a las sombrías tierras de Flandes. Por suerte, mi Tercio y yo recordamos a tiempo que hacía tiempo que la guerra con los germanos había acabado, y decidimos enterrar el Martillo de Guerra (nadie pilla la doble lectura, eh?eh?... nada, dejadlo) de la mejor manera que un hombre sabe hacerlo: bebiendo.

Y daba la casualidad que el pueblo en cuestión era Munich. Y el local en cuestión era el HB. Y la bebida en cuestión cerveza.
Aquí cabe destacar las cualidades mágicas de la cerveza de Munich.
Cuando llegue a la ciudad no me gustaba la cerveza.


En cuanto me fui, ya la estaba echando de menos XD

... y todavía la añoro, snif.

Pero el tema no es ese, o no sólo al menos, pues otro anecdota interesante acaeció en el paraiso de la cerveza. La primera noche que llegamos, novicios entre tanto teutón y teutona... Por cierto que la cosa va de "teutas" precisamente... pues eso, que pillamos banco corrido, mesa de madera y a desembolsar la guita. Aunque aquella joya tostada en barricas de pino de la tierra de los Aesir lo merecía, pues tan pronto asomabas la barba por la jarra olvidabas estar en Migdarg y creias encontrarte en Valhala, sentando en la mesa presidida por Odín y cantando canciones obscenas con Thor mientras Loki te picaba con apuestas imposibles y trucos varios.

Aunque todavía entre nosotros, como un amariconado elfo entre e
nanos, hubo un advenedizo a quien para preserbar su honor llamaremos Pussy, que se atrevió a quebrantar la única ley del HB: pedir algo que no fuera cerveza.
Por suerte los Hados le fueron vengativos, y pese a sus fútiles intentos de explicar en inglés qué era un kalimotxo, los maestros cerveceros interpretaron a su gusto las descripciones de la camarera y le sacaron una jarra a partes iguales de cerveza y coca-cola.
Castigo de Diox.
Casi hasta prefiero el Barbarossa.

Pero ahí está el punto al que quería llegar: la camarera.
Rodeados de teutonícas y teutonas bellezas como estábamos, cada una cargando con miríadas de jarras sujetas en apéndices desconocidos para el hombre, pronto comenzamos a fantasear con que alguna de aquellas valkirias se dignase a calmar nuestra sed... en más de un sentido.
Y pronto encontramos a la perfecta. Moldeada por generaciones de bellezas y exquisitos genes, sus ojos eran como el hielo de los lagos del norte. Su cabello era como los latifundios de centeno y cebada dorados, de los cuales sólo la mejor de las cerveza podría surgir. Y el cuerpo... buuuf!

Si la de la foto no os parece suficiente, os aseguro que la nuestra era mejor.
Si alguien me pidiese una sola imagen que defina Alemania sin duda sería ella...
Pero como siempre, había un problema.
Nuestra germánica amiga no llevaba cervezas, sino lazitos salados. Y a ninguno de nosotros se nos ocurrió tener hambre. Pero sed sí.

Pero a servirnos birra no vino la joven rubia.
Sino la señorita Rottenmeyer. Sí, la de Heidy. Y no es que fuese fea. Al contrarío. Pero tenía toda la pinta de ser la madre de la otra rubia. Y que quieres que te diga. Pero a mi me gustan menores de 40... Y al poder ser que no te estampen contra el muro de Berlín de una torta. Porque estaba delgada, si; pero a esos brazos capaces de levantar 12 jarras de litro a la vez sin esfuerzo, sumale la cara de mala hostia que solo una alemana puede poner.

Aunque tras el incidente con Pussy y tras ver que íbamos a más de dos jarras por barba, creo que la señora nos empezó a coger cariño y todo. Pero el acabose llegó a la hora de la tercera ronda ( para aquellos que aún podían soportarla... o pagarla, que con el pastizal que te cobraban más la Propina que se quedaba la Ronttenmeyer la farra se te iba en dos tragos) cuando un amigó se quedó sin cambio con el que pagar. Para proteger su identidad también, y como no tiene un blog del que sacar un nick, lo llamaremos Folker.

El caso es que Folker, falto de cambio alguno, le dio a la Rottenmeyer un billete no se si era de 20 o 50 bolos... que llegaba de sobra para su consumición, vamos.
La miro ella entonces, con el billete en la mano y dijo ni corta ni perezosa:

-Do you want sex?

La hostia. El rubio descojonandose por el suelo, los otros de Albiztur también mataos, el Jim , el Jhonny, el Charlie, el Etxebe y yo a plena carcajada, el Pussy; con su "Kali" casi sin tocar; también infartao... Y mientras el Folker con cara de circunstancia y sonrisilla en la boca... y en lengua de todos:

-Hombre, pues sí es con tu hija...

Lo que la señora quería decir era que Folker se había pasau con la plata, y bromeó con que si eso era su propina que el servicio sería más completo... Pero la jodia lo dijo con una grasia y un salero que pronto le cojimos tal cariño como el que ella tenía por las propinas que "dejabamos" (en realidad, se quedaba con parte de los cambios, siendo una "propina impuesta").

Eso sí, al Folker lo traumatizó un poco, al menos hasta que se hubo bebido su jarra o hasta que la rubia de los lazitos volvió a pasar. Al día siguiente volvimos, pero a Rottenmeyer no la volvimos a ver. Ni a "su hija". Pero la cerveza seguía exquisita.

...Y la música animada....

...Y los colegas alegres...

...Y las apuestas...

¡¡¡¡YAGORIIIII!!!
Mein herr, ¿Tu sabes germano verdad? ¡¡Porque quiero volver a Munich!!
¡¡QUE VIVA LA OKTOBERFEST!!


Thonn Albersson
Gran Jarl Vikingo

13 comentarios:

  1. Aquí las cosas claritas. Tan sólo formularé una pregunta: ¿de qué color eran los ojos de la rubia de los lacitos?

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  2. Hombreeeee... si está clariísimo!
    como el hielo de un lago helado: marrones XD

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  3. Espero que haya alguien que pueda confirmarlo, jovenzuelo! xD Si es que estaba clarísimo, pero mi pelo rubio es un impedimento a la hora de la interpretación... (también)

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  4. yo puedo contar otra historia ocurrida en la gran alemania en menos de dos lineas:
    Toyi y Yo nos fuimos a un chino, y yo comi tanto que pote

    FIN (XD)

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  5. Jim, la gracia de la narración radica no en la transmisión de información, sino en ubicar al lector en la escena y hacerle partícipe de las sensaciones que sintió o imaginó el escritor...

    Y si no dominas eso... JAMÁS SERÁS UN GRAN DIBUJANTE!!!
    MUAJAJAJAJA
    (...)

    Terminada la clase... Bu, yo de pequeñito era rubio... :)
    ...Aunque también ERA guapo...:(
    Supongo que tal vez me queden vagas secuelas de ambas cualidades... XD

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  6. todos los etxebestes castaños fueron rubios en su juventud, yo era rubio platino y ahora...

    por cierto Toyi, ya le he puesto un positivo al video

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  7. ...si, y calvos en la madurez XD
    Nooo, eso solo los que han heredado la rama Elosegui, los que son más Limousin como tu padre o Añi conserban el pelo... y luego está Asís que parece un Elosegui con pelo XD

    respecto a tu positivo: http://www.youtube.com/watch?v=GMXqtahfyRg

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  8. Se me hace familiar la escena... ¿Será que me habéis ubicado en la escena y me habéis hecho partícipe de las sensaciones que habéis sentido y/o imaginado? Tenéis alucinaciones!!! Muahahahahahahhaha

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  9. Lo que yo no se es si te hemos hecho partícipe de nuestra locura o si ya venías asín de casa...

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  10. Soy rubia, igggggnoro la respuesta, igggggnoro cómo se igggggnora. O quizá un mix explosivo que se autodestruirá quién sabe cuándo, pero ya hay una cuenta atrás y estoy en plan fatalista así que mejor lo dejo

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  11. ¡que guay!
    con cuenta atras... en plan replicante de "Blade Runner"...

    http://www.youtube.com/watch?v=5BIakRTq25E

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  12. Ooooh! Me acuerdo de esa escena (síííí!! vi la peli!!!), es la leche!

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